1 feb 2010

Ecos de Los Andes

ECOS DE LOS ANDES

Homenaje a Pastorita Huaracina, a Picaflor de los Andes y a los Reales de Cajamarca



“Poema echaste tus versos a un río serrano y te hiciste huayno

Dejaste tus rimas en un poncho y te hiciste huayno…

Amor creciste en el vientre de la cholería y te hiciste huayno

Preñaste la entraña de tierra salvaje y te hiciste huayno…

Huayno, forjaste tu alma junto a las batallas y te hiciste vida

Pintaste las flores de color silvestre, tienes esperanza…

Huayno derrama tus versos junto a su ventana…” (1)



La música andina que surca los vientos de los Andes y se desliza por las aguas de los ríos versa sus luchas, sus penas, sus alegrías y sus triunfos durante muchos años. Expresión artística nacida de las entrañas milenarias del Perú, perseguida por la irracionalidad de la Inquisición de la Iglesia Católica, desdeñada por los criollos, olvidada por sus actuales herederos; recorre silenciosa con pasos firmes los caminos del país.


Recordemos que el charango fue perseguido por la Iglesia, so pretexto de eliminar las idolatrías del pueblo. Ese instrumento musical fue el resultado del mestizaje cultural, era acompañante de las alegrías y tristezas de los pobladores que viajaba escondido debajo del poncho con la finalidad de evitar ser destruido. Es por ello el tamaño reducido. Las fiestas populares eran casi clandestinas, el charango era el protagonista de la música en esas actividades.


Ante los intentos de privar al pueblo de la música andina surgió en varios periodos de la historia del Perú movimientos contra culturales que revaloraban la cultura musical andina. Enfrentaban a la música “oficial” y a la extranjera impuesta por los países imperialistas. Es decir, en lo más profundo de esos movimientos existía un contenido de clase, que ellos mismos tal vez no se daban cuenta. Era una lucha entre la música popular y la música impuesta por los sectores dominantes, era la lucha de clases en el plano de la cultura musical.


La música andina lleva en sí misma poesía y baile a diferencia de otros ritmos. Tenemos una variedad como yaravíes, huaynos, carnavales, mulisas, etc. El más resaltante es el huayno, pues contiene poesía y festejo; además de ser un vínculo con la tierra a través del zapateo. Es un simbolismo de agradecimiento a la pachamama que se ha convertido en herencia cultural, a pesar de la persecución y la denigración de los sectores racistas y conservadores del país.


En los tiempos actuales se vive una lucha silenciosa entre la música andina y la música “oficial”, mientras los sectores privilegiados impulsan e imponen por todos los medios su cultura musical, los sectores populares van creando nuevas formas y se van haciendo más visibles en el escenario social.


Una muestra de ello es por ejemplo en el medio de radiodifusión podemos encontrar una serie de emisoras oficiales (legales) que transmiten ritmos diversos foráneos sin mucho contenido en letra y arreglo musical, no está en su programación la difusión de la música andina porque no vende, no está de “moda” y porque es abrir la puerta a los “cholos”; además, cuentan con grandes equipos y financiamientos de las empresas. Mientras existen emisoras “piratas” o “marginales” como las llaman que trasmiten una variedad de música andina que poco a poco van en aumento, van tomando posesión no sólo del espectro radioeléctrico sino de la simpatía de la población. Estas emisoras informales no cuentan con grandes recursos ni apoyo de grandes empresas.


Asistimos a un enfrentamiento cultural soterrado, es un choque entre la cultura de los sectores pudientes, conservadores y reaccionarios, y la cultura popular y de los migrantes de diversas regiones. No podemos hablar de música en abstracto, hablamos de música en concreto inmersa en la pugna de clases sociales.


El escenario que ayudó a la música andina a avanzar en la conquista de espacios perdidos fue la Marcha de los Cuatro Suyos, es decir, un acto político dio paso a la apertura cultural de sectores marginados por la “oficialidad”. Posteriormente las presiones políticas de los músicos y cantantes se tradujo que el 15 de junio del 2006 se estableció por Decreto Supremo el Día de la Música Andina, gracias a las gestiones encabezadas por la cantante Amanda Portales, actualmente agregada cultural ante la UNESCO.


Defender y difundir la música andina es enarbolar nuestra identidad, eso no significa caer en el chauvinismo barato pregonado por ciertos sectores oportunistas y conservadores del país.


Es menester mencionar a los que aportaron a la música andina:

Trovadores y juglares anónimos, Alomía Robles, Poul Trejos, Pastorita Huaracina, Conjunto Atusparia, Cholita del Huascarán, Gorrión Andino, Jilguero del Huascarán, Flor Pucarina, Picaflor de los Andes, entre otros que ya no están presentes.

Los que continúan aportando a la música:

Amanda Portales, Princesita de Yungay, Chinita Cordillerana, Comunero de los Andes, Indio Mayta, Manuelcha Prado, Dolly Príncipe, Dúo Arguedas (Julio y Walter Humala), Martina Portocarrero, Margot Palomino, Trío Ayacucho, Edwin Montoya, Kiko Revatta, Dúo Ayacucho, Estudiantina Perú, Los Campesinos, Los Errantes de Chuquibamba, Los Chankas, Sila y Julia Illanes, Los Reales de Cajamarca, Los Alegres de Bambamarca, Los Tucos de Cajamarca, Los Alegres del Perú, Gaytán Castro, Dúo Retama, Saywa de Ayacucho, Antología, Max Castro, William Luna, Pata Amarilla, Dúo Romances, Grupo Yumpay de Cajamarca, Los Apus, Los Taytas, Carlos Prado, Trudy Palomino, Silverio Urbina, Yolanda Pinares, Mac Salvador, Porfirio Ayvar, Luis Ayvar, Hamilton Fernández, Nancy Manchego, Estudiantina Conina de Puno, Los Mensajeros del Altiplano, Los Íntimos de Puno, Príncipe Acollino, Chato Grados, Los Olímpicos de Huancayo, Condemayta de Acomayo, Ocobamba, Alborada, Indiógenes, Even Navarro, Canto Sur, Yawar, Flor Yauyinita, Diamante Andino, Flor Sinqueña, los nuevos valores y entre otros.



Lima, junio de 2009

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