18 feb 2010

LOS LENGUAJES DE LOS PAJAROS

LOS LENGUAJES DE LOS PÁJAROS


La publicación de la Declaración de Principios y Lineamientos Generales de la CJI ha motivado declaraciones de diversos sectores, a las cuales es conveniente exponer las dimensiones del problema planteado que no escapa de una posición ideológica y política.


Los procesos latinoamericanos


El movimiento de masas ha sido capaz de derrumbar gobiernos neoliberales en varios países de la región. Esto es una realidad innegable. El ascenso de gobiernos “progresistas” (reformistas) es la expresión política del movimiento de masas contra el neoliberalismo, ello no implica que sea el último escalón de dicho proceso. Estos procesos de reformas entran en conflicto con el imperialismo conforme van profundizándose, conforme las masas van tomando mayor cuerpo y consistencia, y el empuje más a la “izquierda” de esos procesos. No es casual que el imperialismo haya instalado sus bases militares, ejecute golpes de Estado, apoye el ascenso de gobiernos derechistas y prepare una incursión militar descarada en la región. ¿Son esos gobiernos garantía del inicio de la revolución en Latinoamérica o son ya la revolución en sí misma? Una pregunta cardinal que será respondida por un contenido ideológico. Estos procesos son un escalón de la revolución siempre y cuando marchen más hacia la “izquierda”, pues si giran lentamente hacia la derecha o se estancan se convierte en el “reformismo del siglo XXI”. Además creer que quienes conducen los actuales procesos garantizaran el giro más hacia la “izquierda” por sí mismos es caer en la ingenuidad más vulgar. Deberíamos preguntarnos cuáles son los avances de las fuerzas revolucionarias en las actuales circunstancias para garantizar el inicio del camino más a la izquierda de los procesos en mención.


La unidad electoral


A quienes siguen pensando que la unidad electoral pasa por un mesías, creer que la unidad es en torno o detrás de este u otro es hacerle el juego a la derecha peruana.


La verdadera unidad electoral debe basarse en la unidad programática de las fuerzas políticas izquierdistas, nacionalistas y populares. Implica la necesidad de forjar una coalición popular contra la derecha y el imperialismo, donde las candidaturas sean sometidas a decisión de las bases. Los actuales gobiernos progresistas en Latinoamérica han llegado justamente a través de alianzas, frentes o coaliciones. Tomar en consideración esta propuesta táctica daría mayor posibilidad de triunfo en las próximas elecciones.


Además se sigue creyendo que la derecha va respetar perder electoralmente sus privilegios es como vendarse los ojos y caminar así. Las mismas experiencias del pasado y de hoy nos muestran que las burguesías nativas con apoyo del imperialismo sabotean los procesos de cambio y usan hasta la fuerza para volver al poder y aplastar al pueblo. Aseverar que la garantía del poder es el camino electoral es caer en el pacifismo más absurdo, es renegar del socialismo como Kautsky (1).


El partido dominante de una democracia burguesa sólo cede la defensa de la minoría a otro partido burgués, mientras que al proletariado, en todo problema serio, profundo y fundamental, en lugar de “defensa de la minoría” le tocan en suerte estados de guerra (2).


Hay que construir proyectos políticos de largo plazo con ejes programáticos comunes en los diversos sectores del campo popular. La cuestión electoral es sólo una forma de táctica, no es lo definitivo. Pues en periodos electorales la población está más receptiva de los planteamientos políticos y hasta ideológicos, ¿cómo aquellos que aspiran cambios realmente profundos aprovechan las elecciones? Hay que combatir a la derecha en el plano de las ideas y propuestas sin temor alguno, hay concientizar a los más jóvenes partiendo de puntos concretos e ir empujándolos a cuestiones de fondo. He ahí una tarea para garantizar profundización de los cambios que deseamos ejecutar.


CJI ¿partido o frente?

Existen voces que reclaman a la Coordinadora de Juventudes de Izquierda que coloquen en sus principios la palabra REVOLUCION, SOCIALISMO, etc. Además afirman que la CJI tiene una postura reformista y que anda de luna de miel con el nacionalismo burgués.


Semejantes dardos hacen reflejar la estrechez ideológica, el poco conocimiento teórico y la falta de praxis social como “buenos socialistas” que se reclaman esas voces “ultra revolucionarias”.


Un partido es una forma organizativa que posee una estructura vertebrada, un programa político, una ideología y militancia. Un frente es la suma de varias formas organizativas con puntos comunes de unidad ya sean programáticas o de intereses muy particulares, no se funden las estructuras de cada forma organizativa.


Entonces la CJI sería una especie de frente de las juventudes donde cada organización mantiene su propia estructura, su propia ideología; pero están unidas justamente en lineamientos comunes y en tareas concretas. Decir que la CJI es poca revolucionaria es caer en el sectarismo, esa desviación que ha erosionado los procesos de unidad en el país. Si hasta la derecha ha mostrado su capacidad de construir frentes justamente para defender sus privilegios muy a pesar de sus contradicciones internas.


La unidad no significa rehuir al debate ideológico ni programático, significa combatir juntos contra el enemigo principal, contra el enemigo de clase. Pues decir que la CJI anda de luna miel con el nacionalismo burgués es una calumnia muy burguesa que sale del tintero de esos “socialistas”. Los actos de la CJI desdicen todos esos honrosos epítetos.


Pensar que el socialismo es un cambio tan sencillo como tomarse un vaso con agua, es no comprender la naturaleza de la sociedad que se pretende transformar. Es no saber en qué momento la reforma sirve para la revolución o sirve para la contrarrevolución.


Ni chicha ni limonada


La frase “somos herederos de la tradición de la izquierda” o “recogemos la tradición de la izquierda” refleja el contenido político e ideológico: el continuismo.


Deslindar con el burocratismo, el reformismo, el electorerismo y los métodos terroristas significa un punto de inflexión respecto a los métodos del pasado. ¿Afirmar y practicar ese deslinde importante es peyorativo? Quienes sostienen esta postura pretenden ocultar las inmoralidades de ciertos sectores de la izquierda que incurrió e incurre cuando ostenta cuotas de poder en las organizaciones y en el aparato estatal (municipios, ministerios, etc.).


Quieren hacernos olvidar que ciertos “izquierdistas” se han enriquecido con fondos de las ONG´s; otros se han adueñado prácticamente de las organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles y vecinales (burocratismo); hay quienes bajo el pretexto de la renovación han girado hacia la socialdemocracia o hacia la derecha más descarada, ahora son militantes y candidatos por los movimientos de derecha (electorerismo); ni decir de aquellos cuando han estado en cargos estatales envueltos en la corrupción franca y abierta con las obras, los programas sociales y negociados oscuros bajo la mesa. Todas estas conductas poco morales son el reflejo del pensamiento de la izquierda reformista, que niega la necesidad de transformar la sociedad, dice que es posible cambiar el sistema poniéndose de acuerdo con la derecha, postula que lo principal es generar reformas dentro de la legalidad para limar las asperezas entre ricos y pobres, apunta a la lucha parlamentaria como única vía de participación política en la sociedad.


Es poco revolucionario liquidar dirigentes sindicales y sociales diciéndoles que son “perros revisionistas”, exigir a los dirigentes a que se enrolen a la revolución con una pistola en la cabeza o simplemente colocándole bombas para hacer entender a la población sin conciencia política y semi-ignorante que era necesario la revolución; a eso se llama aventurerismo revolucionario, propia de la izquierda pequeño burguesa. El aventurerismo admite que el terror únicamente junto a la labor de masas es la mejor forma de lucha. El terror practicado de manera sistemáticamente inclinará la balanza hacia los luchadores por la libertad y la justicia. El asesinato político transfiere la fuerza por sí solo. La tarea principal es desplazar a todo verdugo autoritario por el único medio que deja: la muerte. Los aventureros revolucionarios sostienen que con su prédica del terror no apartan ni desorganizan la labor entre las masas, no pueden refutar con sus palabras que la práctica de este método es parte de la sicología del terrorista. «Con la teoría de la transferencia de la fuerza se completa de manera lógica con la teoría de la inaprehensión, la cual pone patas arriba definitivamente no sólo toda la experiencia del pasado, sino todo el sentido común. Que la “muchedumbre” es la única “esperanza” de la revolución y que contra la policía sólo se puede luchar una organización revolucionaria que dirija (de hecho, y no de palabra) a esa muchedumbre, es tan elemental que da vergüenza demostrarlo. Y sólo gente que ha olvidado todo y no ha aprendido absolutamente nada es capaz de resolver la cuestión “al revés”, llegando al fabuloso y clamante disparate de que los soldados pueden “salvar” de la muchedumbre a la autocracia…, pero que nada la salvará de los individuos aislados que se dedican a cazar ministros » (3).


Estas conductas de esos líderes de la izquierda han sido aprovechadas por la derecha para decirle a los jóvenes así son sus líderes “populares”, es una razón por la cual los jóvenes se han alejado de la política y sobretodo de la izquierda.


Sería irresponsable por parte de los jóvenes izquierdistas no zanjar posición frente a esto tipo de métodos políticos, claro está si caminamos hacia la renovación, porque si apostamos por el continuismo nos haremos los locos silbando hacia arriba para no caer mal con nadie. ¿Será que algunos le deben un puesto de trabajo en alguna ONG, en algún aparato estatal o un “alto cargo” en alguna organización social?


Una característica de la juventud es la rebeldía, por ello debe someter todo a la crítica permanente. En los últimos años han inoculado a los jóvenes con ese virus que se llama docilidad y seguidismo. Hoy buscamos liquidar ese mal, forjemos una juventud creadora que cumpla tareas propias y plantee la discusión frontal contra la derecha.


Estrategia = táctica

La estrategia se guía por las indicaciones del programa; determina el camino general, la orientación general. La estrategia cambia en los momentos de los virajes, en los cambios decisivos de la historia.


La táctica se guía por las indicaciones de la estrategia, se tiene en cuenta el estado actual de las fuerzas. Traza las vías concretas ajustándose al plan estratégico. La táctica está determinada por los flujos y reflujos del viraje en cuestión, por la correlación de fuerzas.


La táctica debe ser elaborada teniendo en cuenta, serenamente y de modo estrictamente objetivo, todas las fuerzas de clase del Estado de que se trate (y de los Estados que le rodean y de todos los Estados en escala mundial), así como la experiencia de los movimientos revolucionarios (4).


La crítica – la más violenta, más implacable, más intransigente - debe dirigirse no contra el parlamentarismo o la acción parlamentaria, sino contra los jefes que no saben - y aún más contra los que no quieren – utilizar las elecciones parlamentarias y la tribuna parlamentaria a la manera revolucionaria, a la manera comunista. Sólo esta crítica – unida, naturalmente, a la expulsión de los jefes incapaces y a su sustitución por otros más capaces – constituirá un trabajo revolucionario útil y fecundo que educará a la vez a los “jefes” para que sean dignos de la clase obrera y de las masas trabajadoras, y a las masas para que aprendan a orientarse como es debido en la situación política y a comprender los problemas, a menudo sumamente complejos y embrollados (5).


La participación en las elecciones parlamentarias y la lucha en la tribuna parlamentaria es obligatoria para el partido del proletariado revolucionario, precisamente para educar a los elementos atrasados de su clase, precisamente para despertar e ilustrar a la masa aldeana analfabeta, ignorante y embrutecida. Mientras no tengáis fuerza para disolver el parlamento burgués y cualquiera otra institución reaccionaria, estáis obligados a trabajar en el interior de dichas instituciones, precisamente porque hay todavía en ellas obreros idiotizados por el clero y por la vida en los rincones más perdidos del campo. De lo contrario, corréis el riesgo de convertiros en simples charlatanes (6).


Las afirmaciones arriba mencionadas han sido aprovechadas sagazmente por la “izquierda democrática”, la “izquierda renovada”, la “izquierda caviar” y todas esas desviaciones políticas que bajo el pretexto de aprovechar las elecciones se han quedado atrapadas en ese laberinto, sólo activan con las masas cuando se acercan las elecciones, cuando hay que juntar una firma, cuando hay que candidatear para algún puesto del Estado. Pero en periodos no electorales se olvidan de educar a la población, de organizarla y movilizarla. Han confundido la táctica electoral como estrategia final. Desde ya dicen que hay que cambiar el lenguaje para no asustar a los jóvenes, bajo esa cortina esconden su actitud domesticada frente a la derecha. A eso se llama electorerismo, con más exactitud revisionismo. Cuestionar ello en este periodo electoral no es un pecado, es un deber político para sepultar ese oportunismo que tanto daño le hace a la izquierda.


Si se debe participar en las elecciones bajo ciertas condiciones y cuáles son los objetivos finales que perseguimos: concientizar, organizar y generar poder popular. Esto en periodos no electorales y en periodos electorales. Aún los socialistas de hecho no tienen las capacidades para llamar al abstencionismo o al boicot general, por el momento la tarea principal es concientizar y organizar para que las “promesas” sean cumplidas por los candidatos del “pueblo”. Vayamos renovando las tácticas del lenguaje sin abandonar los principios fundamentales que nos diferencian de la derecha. Eso si vayamos empujando un proyecto a mediano plazo que garantice un transformación sostenida de nuestro país.



Somos peces atrevidos
Que se van multiplicando,
Tenemos el alma a tiempo
Y el corazón bien puesto,
Sabemos lo que buscamos,
Sabemos lo que queremos.
Si malditos pescadores
Lanzan su gancho con carne,
No hay que picar en el gancho
Hay que cortar el anzuelo,
Si varias veces cortamos,
Ya no lanzarán por aquí.
Y si vienen con su lancha
Para que nos tienda la red,
Piquemos por todas partes,
Que la red se haga retazos,
Luego piquemos la lancha
Apuntando a hacer hueco.
Si la lancha tiene hueco
Con todo lo hundiremos,
Arrestando al pescador
Todos juzguemos en plaza,
Ahí si que hable el corazón,
Y sepan que el mar es nuestro. (7)


No sé hasta donde irán los pacificadores con su ruido metálico de paz
Pero hay ciertos corredores de seguros que ya colocan pólizas contra la pacificación
Y hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no quieren ser pacificados
Cuando los pacificadores apuntan por supuesto tiran a pacificar
Y a veces hasta pacifican dos pájaros de un tiro
Es claro que siempre hay algún necio que se niega a ser pacificado por la espalda
O algún estúpido que resiste la pacificación a fuego lento
En realidad somos un país tan peculiar
Que quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será. (8)



Lima, 14 febrero de 2010

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(1) Kautsky, jefe de la II Internacional. Líder del reformismo de la doctrina socialista.
(2) La revolución proletaria y el renegado Kautsky, Lenin
(3) Aventurerismo Revolucionario, Lenin
(4), (5), (6) La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, Lenin
(7) Peces atrevidos, canto popular; Grupo Rukanas
(8) Oda a la pacificación, poema; Mario Benedetti



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