“Somos dos
amantes perfectos, luchamos los dos contra el mundo
Somos dos
amores imposibles ante los ojos de la gente
A escondidas
nos vemos, a escondidas nos amamos
Para que
nadie se dé cuenta y no critiquen nuestro amor”.
Hayde Raymundo (huayno huancaíno)
Los cielos se desploman al escuchar la creación de la Zona Rosa para la Ciudad de los Reyes, la excomulgación persigue a Susana Villarán por pretender tan atrevida propuesta.
A los
heraldos del Opus Dei y del oscurantismo no les interesa la salubridad pública,
ni que la sexualidad sea considerada en la política de estado ni mucho menos el
orden de las calles de Lima. Han convertido al sambenito como la mejor arma
programática para cuestionar un planteamiento que busca vertebrar los espacios
públicos de una ciudad que crece exponencialmente ante la vista y paciencia de
las gestiones anteriores.
Los
puritanos neoliberales ocultan que en las grandes ciudades capitalistas las zonas
rosas forman parte del atractivo “turístico”
de sus países, allí el Estado ejerce control a sus intereses desde luego.
Desde
su aceptación como una forma más de trabajo y su legalización, la prostitución
en Amsterdam, Holanda, se convirtió en un gran atractivo turístico. Sus famosas
ventanas bañadas con luces rojas de neón donde las prostitutas se exhiben
tratando de atraer clientes son imágenes que identifican a Amsterdam casi tanto
como sus románticos canales. El ejercicio de la prostitución está permitido en
ciertas zonas, la más importante de ellas llamada Distrito Rojo, De Wallen
o también Rossebuurt, que se
encuentra en pleno centro histórico en los alrededores de la Iglesia Vieja. En
este sector las ofertas relacionadas con el sexo también abarcan sex shops,
shows eróticos y pornográficos en teatros y clubes nocturnos, burdeles y todo
lo que es posible imaginar. También hay algunas ventanas sobre el canal Singel
y en el barrio De Pijp, cerca
del Rijksmuseum. Está totalmente
prohibido tomar fotos de las prostitutas que trabajan en la zona roja. Durante
el día el ambiente es diferente y permite descubrir las hermosas casas de canal
del centro histórico y sus animados cafés y restaurantes.
Cuando
Napoleón con sus tropas ocupó Holanda intentó llevar un registro de las
prostitutas, forzándolas a realizarse controles médicos a los efectos de evitar
que sus soldados se contagiaran enfermedades venéreas; fue el primer intento de
regulación de la prostitución. Cuando la ocupación francesa acabó también
cesaron los controles.
En
el presente en Holanda, las prostitutas, provenientes de diferentes
nacionalidades (asiáticas, africanas, latinas y de Europa del Este, además de
holandesas y otros países de Europa), son habilitadas para ejercer a partir de
los 18 años, están registradas como cualquier otro trabajador y pagan sus
impuestos, aunque no se puede hablar de una total aceptación y tolerancia
social pese a su nuevo estatus.
Estos señores que condenan el sacrilegio de la zona rosa no lo hicieron cuando el candidato evangélico y hoy congresista Humberto Lay lanzó esta propuesta en plena campaña municipal, porque quizás estaban más preocupaos en dinamitar la imagen de Susana Villarán. Estos obispos de la “moralidad” prefieren que incrementen las mafias de tráfico sexual, que proliferen las enfermedades de transmisión sexual, que las bandas de delincuentes estén su festín y que se enriquezcan son contribuir un sol al fisco.
Frente
a este tema ciertos sectores de la “izquierda” prefieren discutir como escribir
Mao Zendong o Mao Ste Tung, mientras que los habitantes de la gran Lima no oyen
argumentos serios de aquellos que ostentan defender al pueblo. He allí nuestra crítica
fraterna al socialista libresco, hay que aterrizar el socialismo de las nubes a
las calles de la ciudad con posiciones políticas claras y exponer medidas
concretas en temas puntuales como estos, así ejercemos pedagogía popular y recuperamos
espacios para la izquierda.
Es necesario
crear zonas rosas en las cuales el Estado tenga control en materia e
salubridad, orden público, recaudación tributaria, derechos laborales y vigilancia
de los espacios públicos de la ciudad, puntos esenciales contrarios a otra
visión de zona rosa que significa libre comercio sexual, sin fiscalización
tributaria, laboral ni salubridad; esta es la visión neoliberal con la cual
discrepamos profundamente. Enfoque y práctica que negocia el cuerpo de los
hijos y las hijas del pueblo como simples mercancía sometidas a las leyes del
mercado, las cuales excluyen de la sociedad a quienes ejercen este oficio,
porque la cultura oficial las repudia en el día y las bendice en las noches
húmedas de la ciudad.
Consideramos
que las personas que ejercen este oficio merecen tener acceso a la salud, a la
seguridad social, al crédito, al estudio, a la sindicalización, a 8 horas de
trabajo, aun trato digno sin marginación; es decir, a una vida mejor. Que existan
ambientes que cumplan con las normas de INDECI y las tributarias, que existan
empadronamientos para combatir a las mafias y vigilancia de las calles como
forma de combatir a la delincuencia.
Creemos
en zonas rosas ordenadas, con fiscalización y profundamente humano como forma de emprender el concepto de “ciudad educadora”
tan ensalzada por los socialdemócratas.
Ya es el momento de ordenar los espacios públicos,
el momento de romper viejos esquemas culturales y mentales del colonialismo.
“Quien esté libre de pecado que tire
la primera piedra”