21 jun 2011

"La rosa" de Susana Villarán



“Somos dos amantes perfectos, luchamos los dos contra el mundo
Somos dos amores imposibles ante los ojos de la gente
A escondidas nos vemos, a escondidas nos amamos
Para que nadie se dé cuenta y no critiquen nuestro amor”.
Hayde Raymundo (huayno  huancaíno)


Los cielos se desploman al escuchar la creación de la Zona Rosa para la Ciudad de los Reyes, la excomulgación persigue a Susana Villarán por pretender tan atrevida propuesta.
A los heraldos del Opus Dei y del oscurantismo no les interesa la salubridad pública, ni que la sexualidad sea considerada en la política de estado ni mucho menos el orden de las calles de Lima. Han convertido al sambenito como la mejor arma programática para cuestionar un planteamiento que busca vertebrar los espacios públicos de una ciudad que crece exponencialmente ante la vista y paciencia de las gestiones anteriores.
Los puritanos neoliberales ocultan que en las grandes ciudades capitalistas las zonas rosas  forman parte del atractivo “turístico” de sus países, allí el Estado ejerce control a sus intereses desde luego.
Desde su aceptación como una forma más de trabajo y su legalización, la prostitución en Amsterdam, Holanda, se convirtió en un gran atractivo turístico. Sus famosas ventanas bañadas con luces rojas de neón donde las prostitutas se exhiben tratando de atraer clientes son imágenes que identifican a Amsterdam casi tanto como sus románticos canales. El ejercicio de la prostitución está permitido en ciertas zonas, la más importante de ellas llamada Distrito Rojo, De Wallen o también Rossebuurt, que se encuentra en pleno centro histórico en los alrededores de la Iglesia Vieja. En este sector las ofertas relacionadas con el sexo también abarcan sex shops, shows eróticos y pornográficos en teatros y clubes nocturnos, burdeles y todo lo que es posible imaginar. También hay algunas ventanas sobre el canal Singel y en el barrio De Pijp, cerca del Rijksmuseum. Está totalmente prohibido tomar fotos de las prostitutas que trabajan en la zona roja. Durante el día el ambiente es diferente y permite descubrir las hermosas casas de canal del centro histórico y sus animados cafés y restaurantes.
Cuando Napoleón con sus tropas ocupó Holanda intentó llevar un registro de las prostitutas, forzándolas a realizarse controles médicos a los efectos de evitar que sus soldados se contagiaran enfermedades venéreas; fue el primer intento de regulación de la prostitución. Cuando la ocupación francesa acabó también cesaron los controles.
En el presente en Holanda, las prostitutas, provenientes de diferentes nacionalidades (asiáticas, africanas, latinas y de Europa del Este, además de holandesas y otros países de Europa), son habilitadas para ejercer a partir de los 18 años, están registradas como cualquier otro trabajador y pagan sus impuestos, aunque no se puede hablar de una total aceptación y tolerancia social pese a su nuevo estatus.


Estos señores que condenan el sacrilegio de la zona rosa no lo hicieron cuando el candidato evangélico y hoy congresista Humberto Lay lanzó esta propuesta en plena campaña municipal, porque quizás estaban más preocupaos en dinamitar la imagen de Susana Villarán. Estos obispos de la “moralidad” prefieren que incrementen las mafias de tráfico sexual, que proliferen las enfermedades de transmisión sexual, que las bandas de delincuentes estén su festín y que se enriquezcan son contribuir un sol al fisco.
Frente a este tema ciertos sectores de la “izquierda” prefieren discutir como escribir Mao Zendong o Mao Ste Tung, mientras que los habitantes de la gran Lima no oyen argumentos serios de aquellos que ostentan defender al pueblo. He allí nuestra crítica fraterna al socialista libresco, hay que aterrizar el socialismo de las nubes a las calles de la ciudad con posiciones políticas claras y exponer medidas concretas en temas puntuales como estos, así ejercemos pedagogía popular y recuperamos espacios para la izquierda.
Es necesario crear zonas rosas en las cuales el Estado tenga control en materia e salubridad, orden público, recaudación tributaria, derechos laborales y vigilancia de los espacios públicos de la ciudad, puntos esenciales contrarios a otra visión de zona rosa que significa libre comercio sexual, sin fiscalización tributaria, laboral ni salubridad; esta es la visión neoliberal con la cual discrepamos profundamente. Enfoque y práctica que negocia el cuerpo de los hijos y las hijas del pueblo como simples mercancía sometidas a las leyes del mercado, las cuales excluyen de la sociedad a quienes ejercen este oficio, porque la cultura oficial las repudia en el día y las bendice en las noches húmedas de la ciudad.
Consideramos que las personas que ejercen este oficio merecen tener acceso a la salud, a la seguridad social, al crédito, al estudio, a la sindicalización, a 8 horas de trabajo, aun trato digno sin marginación; es decir, a una vida mejor. Que existan ambientes que cumplan con las normas de INDECI y las tributarias, que existan empadronamientos para combatir a las mafias y vigilancia de las calles como forma de combatir a la delincuencia.
Creemos en zonas rosas ordenadas, con fiscalización y profundamente humano como forma  de emprender el concepto de “ciudad educadora” tan ensalzada por los socialdemócratas.
 Ya es el momento de ordenar los espacios públicos, el momento de romper viejos esquemas culturales y mentales del colonialismo.
“Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”


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